La Frontera, centro nerurálgico de Lagunillas Vieja |
Por: Ernesto J. Navarro
Cuando cumplí los 6 iba rumbo al primer grado en la escuela Carlos Emiliano Salom. Una escuelita pública enclavada en pleno corazón de los Talleres Centrales de Maraven, pero que vivía de la caridad y no de la poderosa empresa petrolera (de eso les cuento después).
Ese año estrenaba
camisa blanca de cuello impecable y pantalón kaki (el blue jean no
se usaría hasta el año siguiente).
Aún estando de
vacaciones una mañana, mi mamá nos levantó temprano porque
teníamos una tarea impostergable: debíamos hacernos las fotos tipo
carnet para poder inscribirnos en el año escolar 1980-1981.
El día anterior ya
habíamos pasado con impresionante valentía por los instrumentos de
tortura que simbolizaban las herramientas de trabajo de Pepe. Un
barbero italiano que tenía su salón cerquita de la venta de comida
del señor Fermín. Les hablo de esos locales que hoy ocupan el
abasto de Zaida y una pizzería, allí frente a la calle del hambre
en Puerto Nuevo.
La visita a la barbería
de Pepe dejaba marcas inconfundibles, ya que siempre estampaba detrás
de las orejas sus afiladas tijeras y esa visita, como marca de
guerra, se saldaban con sangre. Mientras uno protestaba (léase
lloraba) Pepe decía en su medio español-italiano: No llore, el
abuelo lo lleva a la piñata, los carritos, el avioncito, los
juguetes!!!
Así
que recién peladitos -al mismo estilo que siempre cortaban el
cabello al abuelo Germán- esa mañana íbamos con mamá (a bordo de
un carrito Lagunillas-Los Campos) rumbo a posar frente al lente de
FOTO VASQUÉZ. Era la tienda del papá del conocido fotógrafo
Alfredo Vásquez (Hoy dueño de Bip-Bip Foto en Ciudad Ojeda) ubicada
en La Frontera(1).
Aprendió el arte de la cámara de su padre y continuó con Foto-Vásquez |
Un
pueblito, un mundo
La
Frontera era un pueblo ubicado justo a mitad de camino, entre los
muelles de embarque de los obreros petroleros identificados como
Norte (Maraven) y Sur
(Meneven) de Lagunillas. Parecía uno de esos pueblos fronterizos que fabrican en las películas gringas, sólo que bajo el sol inclemente del Zulia.
Fachada del Restaurant La Frontera y Aviso de parada Lagunillas-Los Campos |
La Frontera era el
centro neurálgico de la Lagunillas petrolera.
Era terminal de
pasajeros: de allí salían carritos para Ojeda, Cabimas, Maracaibo.
Autobuses para Mene Grande, Valera, Trujillo (Los autobuses de las
líneas Tica y Expresos Escalante, paraban allí).
Era centro comercial:
Abastos, Ferreterías, estudio fotográfico, zapaterías, venta de
ropa, de perfumes, joyería y accesorios tenían vida en este
pequeño poblado. El señor Tomás reparaba zapatos en La Frontera y
más tarde en el mercado de Campo Grande.
Abastos Molina en La Frontera |
Además había un
banco de Maracaibo.
6 ó 7 bares recibían
a los trabajadores petroleros que venidos de Norte y Sur, enfriaban
sus gargantas a punta de cervezas al sonar el pito de las 4. Uno de
los más famosos era el bar del Hotel Lara.
El aviso de "bodega" camuflaba la venta de cervezas regional |
Algunas de sus
construcciones eran de tabla, muy semejantes a las existentes en la
Lagunillas de Agua y algunas casitas servían de vivienda.
La histórica sede del
otrora poderoso Sindicato de Trabajadores Petroleros de Lagunillas
(Stpl) y hasta un Ince-Industrial tenían asiento en La Frontera.
Fachada del una vez poderoso STPL |
STPL cuando aún vivía en La Frontera |
Cuando habían pasados
sus años de esplendor La Frontera fue asediada por un enemigo al que
no pudo combatir: la subsidencia. Término que la tecnocracia de la
industria petrolera le dio al hecho de que la tierra se hunde a
medida que le extraen petróleo.
La Frontera, cuando ya el desalojo era inminente |
Y antes de que alguien
quisiese salvar a Lagunillas vieja con un plan de ciencia ficción,
ya los trabajos para construir La Nueva Lagunillas habían comenzado.
Con
la parsimoniosa lentitud de un continente, La Frontera se fue
vaciando de gente, de vida comercial y de calor humano. Familias
emblemáticas como Los Cordones o Los Santos, habían partido. Ya
Cheo, el barman de La Bombilla no tenía casi clientes a quién
servir y como un quijote, Viriley
que tenía un taller de reparar “abanicos”(2)
gritaba a los ingenieros que iban a advertirle del desalojo: Tendrán
que matarme pa sacarme de aquí!!!
Vistas de La Frontera |
La Frontera de pie aunque no pudo resistir |
Y aunque parezca
coincidencia, una vez más, un nuevo pueblo: La Nueva Lagunillas,
surgió de las cenizas de La Frontera, de Lagunillas Vieja. El ave
fénix surgía una vez más.
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(1)Las
fotos han sido tomadas de dos grupos de Facebook: Lagunillas de mis recuerdos y Conoce La Historia del municipio Lagunillas.
(2)En
el Zulia se le dice abanico -también- a los ventiladores.
Muchisisisismos recuerdos nos trae la Frontera...
ResponderBorrarMuchisimos recuerdos nos trae la frontera
ResponderBorrarmis años de niñez transcurrieron desde 1964 hasta 1979 que viví en lagunillas... que tiempos ta bellos y únicos, mi papa trabajaba en el lago y siempre pasábamos por la frontera a llevarlo y a buscarlo, me gustaba ir al taller radio técnico que estaba allí, ya que me gustaba la electrónica de esos tiempos y que mi tío Humberto Aranguren trabajaba igual que este señor... Dios cuantos recuerdos
ResponderBorrarjajajaja, se me olvidaba el famoso Pepe, es muy cierto lo que dices amigo, cada vez que me llevaban a corte de cabello siempre regresaba con un pellizco de tijera detrás de las orejas y de lo traquilao que saliamos, jejejeje, tengo una maquina de esas y siempre me recuerdo de él, q cosas quedan grabadas en nuestra mente!!!! jajajaja
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